Sinaloa no es primer lugar nacional en feminicidios

Redaccion

Por: Elizabeth Avila Carrancio…
Siendo este informe un acercamiento las cifras de la violencia en nuestro país, una crítica que siempre he tenido es que no revisa con perspectiva de género y de derechos humanos, se asumió como un mecanismo que debería permitirnos acercarnos a fenómenos de violencia que se disparan, y como una herramienta de evaluación constante que permita atacar a estos con políticas de seguridad y de control, sin embargo, es como comparar peras con manzanas, al comparar el robo de vehículos por ejemplo con violencia familiar y poner “luz roja” por la denuncia que se hace, podemos ejemplificar de alguna manera el equívoco, a ver, si te roban un carro denuncias por el seguro, por las consecuencias que tendría no denunciar, pero violencia familiar denunciarla es un proceso que lleva años, “incentivar la denuncia” no es “negativo”, como indica el rojo, ya que es una acción afirmativa que busca proteger y eliminar la idea de lo íntimo o delitos del orden de lo privado, poniendo en primer lugar la seguridad de quien este vulnerable, como las mujeres, las y los niños, personas con discapacidad y de la tercera edad, Sin embargo, gracias al manejo estadístico y enfoque del SESNP se convierte en algo negativo.
En casos de violencia de género el mandato internacional es aumentar la denuncia, eliminar las cifras negras, ergo el aumento de denuncia debe operar no como algo negativo para un estado sino como algo positivo, que provoque la implementación de políticas adecuadas de atención. El enorme desconocimiento de los temas desde una perspectiva de género en seguridad, nos debe plantear ¿Qué pasa con mediciones que no tienen perspectiva de género en delitos de violencia de género? Que quienes no hacen nada para incentivar la denuncia o atender la problemática aparezcan en verde, y por ende, se premia a quienes no atienden las situaciones de la violencia de género, quienes siguen negando las cifras y la realidad: la no denuncia. Es simple, triangular datos duros con datos duros, por ejemplo, ENDIREH con los del Secretariado y esto hará evidente la simulación del problema de fondo, las cifras negras en materia de violencia de género.
Otro indicador de la violencia de género que presentó el Secretariado es el feminicidio, si confrontamos sus datos con el informe de ONU Mujeres, “La violencia Feminicida en México aproximaciones y tendencias 1985-2016”, es evidente que los datos que presentas las fiscalías y/o procuradurías no se corresponden, no dan cuenta del fenómeno.
De los datos que el Secretariado presenta, pasándolo por el tamiz del enfoque de género encontramos el quid del problema: o no entienden o no conocen o no quieren analizar desde una perspectiva de género sus datos, y de manera quizá tendenciosa, generan datos que nos llevan precipitar un juicio: Sinaloa primer lugar en feminicidios en 2017, una percepción errónea de una realidad en materia de violencia feminicida en México. Ya que este dato debería ser analizado a la luz del ¿por qué las fiscalías no están cumpliendo con el mandato de la Suprema Corte estipuló la sentencia de Mariana Lima Buendía (554/2013)? Dicha sentencia refiere una serie de elementos que deben considerar las autoridades ministeriales para determinar por medio de la investigación si el asesinato de una mujer encaja en patrones de violencia por razón de género. Este mandato versa en que todos los asesinatos violentos de mujeres se deban investigar a la inversa de la praxis oficial, es decir, no como homicidio doloso sino como feminicidio. Por ello es relevante tomar con toda reserva la cifra dada por el Secretariado para colocar a Sinaloa en primer lugar en materia de feminicidios.
¿Que nos evidencia el reporte del SESNP? que en Sinaloa se clasifica de entrada como lo mandata la Corte en la sentencia referida “toda muerte violenta de una mujer como feminicidio”, y señala que por lo tanto es imposible conocer si después de una investigación apegada a los protocolos especializados, se determina o no que los asesinatos correspondieron o no a las causales de este delito. Por ende, los homicidios dolosos o feminicidios que toma la “instantánea” del SESNP no tiene una lectura univoca, por lo que bien puede considerarse como tendenciosa y sesgada. Y porque además se le mandató en la Observación Octava del Proceso de la Alerta por violencia de género para el Estado de Sinaloa.
Para que entiendan el problema de fondo en su lectura, si tenemos una perspectiva de la situación, podemos observar como otros estados con Alerta de Género en marcha al igual que Sinaloa, por comparar situaciones de mandatos en materia de atención a la violencia de género, observaremos como en el reporte del SESNP, los estados dan cuenta de datos mínimos de feminicidio, pero altos de homicidio doloso. Casos como Guerrero que reportó 219 homicidios dolosos y únicamente 13 casos de feminicidio, o del Estado de México que reportó 301 homicidios dolosos y 57 casos de feminicidios, ¿quiere decir que las carpeta de investigación no se abren por feminicidio como mandató la Corte? La trampa es evidente. El Secretariado no analiza con perspectiva de género sus datos. Si sumamos entonces homicidios y/o feminicidios reportados por los estados; el Estado de México es “líder” en materia de asesinatos violentos de mujeres, seguido por Guerrero y Chihuahua y no Sinaloa.
PANDORA: En Sinaloa con tanta violencia de género, se normaliza la violencia política, el caldero está puesto, no encuentran mujeres para puestos de primer nivel. Pero esperen a que llegue la Expo Agro donde nuestra clase política y empresarial, (al puro estilo de los lores ingleses quienes en esta semana fueron escándalo internacional avivando el debate mundial sobre el sexismo por las revelaciones de acoso a las “azafatas” elegidas para atenderlos en una fiesta benéfica del establishment) darán una nueva nota de abuso de poder patriarcal. En Sinaloa, se tiene mucha fama y se vende mucho la imagen de la “belleza” sinaloense en eventos con dinero público y privado que sinceramente dejan mucho que desear dado su notorio sexismo. El reclutamiento de mujeres para ser “edecanes” y las características que imprimen a esta verbena empresarial es por decir lo menos, vergonzosa.

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