El glamour de Paris y el decálogo de Morena
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– Por José Angel Sánchez López –
Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó
de ser importante. Ryszard Kapuścińsk
Hoy como nunca en la historia el periodismo crítico, auténtico, está en riesgo.
En realidad la historia que conocemos nos dice que los riesgos para el
ejercicio del periodismo siempre han estado presentes. Los hemos
vivido en varias ocasiones.
Pero en la actualidad, el periodismo crítico e independiente tiene
ante si amenazas en varios frentes, tres por lo menos.
Por un lado la creciente amenaza de los grupos del narcotráfico que en
varios Estados ha venido cobrando las vidas de periodistas sin
importar sean hombres o mujeres.
También en varios Estados, sobre todo en Veracruz durante la pasada
administración de Javier Duarte, el periodismo crítico fue declarado
enemigo del gobierno y los periodistas críticos perseguidos y
asesinados, ya por gatilleros del mismo gobierno, ya por
narcotraficantes.
Y en otro frente el periodismo crítico ha sido echado de lado por los
nuevos empresarios editoriales que hacen de sus medios un mercado
donde se vende “protección”.
Pagas y te elogiamos. No pagas y te atacamos.
El Estado de Chihuahua vive una situación de violencia parecida a la
de Sinaloa con una intensa ola de criminalidad, pero la gota que
derramó el vaso fue el asesinato de la periodista Miroslava Breach que
provocó reacciones de los comunicadores de todo el país que realizaron
marchas y plantones demandando no mas balas, no mas asesinatos.
Y le siguió el cierre del periódico fronterizo El Norte de Chihuahua,
del que Miroslava era colaboradora y cuyo propietario decidió cerrarlo
ante la inseguridad que envuelve a los periodistas independientes y
críticos.
Si bien Sinaloa, que vive un clima de inseguridad no registra hechos
tan graves como en Chihuahua, si se han registrado casos de atentados
contra la libertad de prensa.
Tenemos el caso de la retención por un grupo de sicarios del narco de
los tres periodistas enviados por la cadena internacional Al Jazeera
el pasado 29 de marzo en Villa Juárez. Afortunadamente salieron
indemnes.
Está la requisa por otro grupo de narcotraficantes de la edición 734
del semanario Riodoce el domingo 19 de febrero y la decisión de los
editores del tabloide “La Pared” de Culiacán de suspender la edición
impresa por seguridad de editores y reporteros.
No ha pasado a mayores, pero son manifestaciones de la amenaza que se
cierne sobre el periodismo y los periodistas críticos.
Están en riesgo y no hay leyes, mucho menos autoridades, que
garanticen su seguridad.
Afortunadamente, la naciente administración de Quirino Ordaz Coppel no
ha dado señales que pongan en riesgo la libertad de expresión y
creemos que así seguirá porque lo conocemos, no así a sus
colaboradores que tienen mandos sobre las corporaciones.
Pero en la pasada administración de Mario López Valdez si las hubo.
Humberto Millán Salazar asesinado el 24 de agosto del 2011, caso que
tuvo todos los visos de un crimen de Estado y por lo tanto que jamás
fue resuelto. Antonio Gamboa Urías asesinado en Octubre del 2014
crimen del que se presentaron presuntos culpables con una “solución”
no creíble, muy dudosa.
No hubo mas asesinatos pero si represión no violenta pero represión al
fin, contra aquellos que no eran gratos al “señor”.
Y mas allá de las agresiones, intimidaciones y crímenes contra
periodistas independientes están los medios en manos de empresarios
que ignoran que el periodismo tiene una función social específica para
anteponer a ella el mercantilismo.
Los grandes medios son manejados con intereses económicos o políticos
en los que los reporteros son obligados a seguir una línea informativa
definida de acuerdo a los intereses muy personales de los
propietarios.
Periódicos de gran tradición regional, estatal o nacional son
instrumentos de poder para acrecentar fortunas con dineros procedentes
de las arcas públicas y a veces también para hacer política ya sea
para funcionarios o allegados.
Y el periodismo independiente, crítico, tiende a desaparecer,
arrollado si no por los consorcios que tienen a la mano modernas
tecnologías y el poder del dinero sumado al poder del medio con el que
presionan y hasta chantajean a los gobiernos, por la amenaza mortal de
los grupos del narcotráfico que hoy no respetan ni mujeres ni niños…
ni a los periodistas sea cual sea su sexo.
El periodismo auténtico, pues, vive hoy momentos críticos.
La única arma que puede defenderlo es la unidad de los verdaderos
periodistas, la fortaleza que les da el entender cual es su misión y
su responsabilidad en el libre ejercicio de esta profesión y, claro,
el respaldo de la ciudadanía a la que sirven con la información veraz.
Y, claro, encomendarse a Dios.
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