Los Mochis, Sin. Aunque en el estado y en Ahome no se tiene registro oficial de la droga krokodil, se ha lanzado la alerta ante los estragos letales que crea.
Esteban Ramírez, director del centro de rehabilitación Cread, señala que si bien en la región no hay presencia de dicha sustancia, todo mundo debe estar alerta.
Ramírez indicó que la alerta urgente está en la frontera norte, por donde esperan entre krokodi, aunque el reporte oficial es que una persona ya fue detectada este mismo año en Puerto Vallarta,
EFECTOS MORTALES
Advirtió que los efectos de esta nueva droga son tan letales, que se va comiendo la carne del cuerpo humano, hasta que aparecen los puros huesos.
Agregó que un adicto a la heroína tiene un promedio de vida de 25 años, pero los del krokodil apenas duran tres años.
Comentó que en el Cread realizan una campaña interna con los internos para prevenirnos de esta sustancia, pasándoles videos, sobre todo de aquellos en donde se ven las personas más afectadas.
Reveló que el Centro de Integración Juvenil de Ahome no realiza una campaña de prevención en los medios de comunicación, escuelas, etc.. como ya se hace en ciudades como Tijuana y Nogales.
Ramírez afirma que si los adictos quieren suicidarse tomen krokodil, por los efectos inmediatos y desastrosos que tiene.
Señaló que por las redes sociales especialistas sobre el tema han lanzado una alerta mundial para prevenirse de esa droga.
QUE ES KROKODIL
La sustancia fue creada en Rusia y ya emigró a otros países.
Deformina es el nombre científico de Krokodil, creada en 1932 como sustituto de la morfina, pero fue en 204 cuando se conocieron los primeros usos con fines recreativos.
Cuatro años después, la droga ya se había extendido a tres millones de consumidores en Rusia, para después aparecer en algunos países del continente americano.
Un especialista declaró en una ocasión que consumir krokodil “es una manera horrible de enfermarse. El olor a carne podrida impregna el ambiente. Se requieren tratamientos intensos y los insertos de piel, pero a menudo no son suficientes para salvar las extremidades y la vida”. (Por Víctor Manuel Bustamante)